La presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, Cristina Herrero, participó hoy en el Foro La Toja en una mesa de debate sobre las reglas fiscales en la que destacó la necesidad de explotar el potencial de las instituciones fiscales como la AIReF en la reforma del marco fiscal que se debate actualmente en la Unión Europea. Cristina Herrero compartió mesa con la exsecretaria de Estado de Presupuestos Marta Fernández Currás, el economista jefe de Economías Desarrolladas de BBVA Research, Rafael Doménech y el economista Luis Garicano.
La presidenta comenzó su intervención considerando que el nuevo marco “mejora sensiblemente” el marco anterior a partir dos elementos “esenciales”: el cambio en el enfoque de la supervisión, que deja de pivotar sobre el desequilibrio fiscal y el déficit estructural y pone el énfasis en el gasto primario neto de medidas de ingresos; y la apuesta por reforzar los marcos fiscales nacionales y el papel de las Instituciones Fiscales Independientes (IFIs) como la AIReF.
Sobre el primer elemento, la presidenta de la AIReF consideró “fundamental” el cambio porque se abandona la “obsesión” por un límite de déficit con independencia de cómo se llega hasta él. Hasta ahora, los gobiernos podían cumplir ese objetivo un año concreto a partir de ingresos extraordinarios porque no se atendía a la situación subyacente y real de las finanzas públicas. Además, el objetivo definido en términos estructurales estaba sujeto a cambios metodológicos y revisiones por la dificultad de su cálculo, lo que hacía que un país pasara en cuestión de pocos meses de cumplir a no cumplir los objetivos.
En este contexto, consideró que centrar la supervisión en el gasto primario neto de medidas de ingresos es una importante mejora y deja, además, margen y capacidad a los gobiernos, que podrán incrementar ese límite de gasto si adoptan medidas de ingresos, y restringirlo si optan por bajadas fiscales. El centro del nuevo marco, tal y como sostuvo, es la sostenibilidad, lo que obliga a los países con deuda por encima del 60% a presentar planes fiscales a 4 o 7 años que deben asegurar que la deuda se sitúa en una senda descendente durante los diez años siguientes. Una vez fijada la senda, se establecen compromisos de gasto que se someten a supervisión fiscal.
Según las palabras de Cristina Herrero, este nuevo enfoque de la supervisión tiene varios efectos positivos y el primero de ellos es que pone el foco en la orientación a medio plazo, superando así el cortoplacismo que imperaba hasta ahora. Además, facilita la constitución de colchones fiscales y permite cierto desequilibrio en situaciones de debilidad económica, dando así a la política fiscal un carácter contracíclico. Y finalmente mejora la transparencia, porque el gasto primario neto de medidas de ingreso es una variable observable y una vez que se ha fijado, deja menor margen de discrecionalidad.
El marco fiscal nacional
Sobre el segundo elemento, Cristina Herrero explicó que, a pesar de la importancia de contar con un buen marco de reglas fiscales a nivel europeo, es necesario reforzar el marco fiscal nacional, de manera que el compromiso con la estabilidad y la sostenibilidad financiera “venga de dentro”. En este sentido, valoró la propuesta de la Comisión, que pasa por modificar de directiva de marcos fiscales nacionales, reforzando la orientación a medio plazo, la información presupuestaria, la coordinación entre los distintos aniveles de las Administraciones Públicas y el papel de las IFIs que, a su parecer, pueden ser el “nexo integrador” entre un marco fiscal europeo que a veces se percibe como ajeno y y los compromisos y voluntad política del marco fiscal nacional.
Cristina Herrero lamentó que se haya perdido la oportunidad de modificar el marco nacional con independencia de la negociación europea. “Ahora llegamos tarde”, sostuvo, tras señalar que ya se sabía que había cosas que se podían mejorar sin esperar a Europa, tal y como ha recomendado la AIReF en varias ocasiones. En concreto, se refirió a aspectos de coordinación y al reparto de objetivos de déficit entre las diferentes Administraciones en el que, a su parecer, deberían participar las Comunidades Autónomas. También recordó que tenemos pendiente la reforma del sistema de financiación y dar una solución a los mecanismos extraordinarios de financiación.
Las debilidades
A pesar de considera que la reforma era necesaria y que la propuesta de la Comisión mejora globalmente el marco anterior, reconoció que tiene dos grandes debilidades: la posibilidad de que las sendas se puedan revisar y la negociación bilateral que habrá entre cada estado miembro y la Comisión. Para solventarlas, se mostró partidaria de acotar lo máximo posible la revisión de los planes fiscales para no caer en las debilidades de los actuales programas de estabilidad. Para ello, sería necesario que contaran con el mayor consenso político posible y la implicación de todas las Administraciones Públicas. De hecho, mostró partidaria de que estos planes pasen por los Parlamentos nacionales y que consigan un respaldo mayoritario. A su juicio, los partidos podrían ponerse de acuerdo a pesar de sus diferencias ideológicas en el ritmo de ajuste y luego cada gobierno podrá elegir cómo combina el gasto y las medidas de ingresos siempre que se ajuste al ritmo pactado.
Para afrontar la segunda debilidad, destacó el nuevo papel que deben desempeñar las IFIs ganando un mayor peso como instituciones proveedoras de análisis objetivos que ayuden a fijar la definición de las sendas y valorar incluso las medidas que se propongan para alcanzarlas. Este nuevo papel de las IFIs, además, se reduciría la posible discrecionalidad de la Comisión y los comportamientos estratégicos de los países en el Consejo Europeo. “En AIReF tenemos intención de aportar datos y análisis”, concluyó.